#las yeguas del apocalipsis
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bloodayze · 2 years ago
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The hands of the MALBA (Museo de Arte Latinoamericano, Buenos Aires, Argentina)
Taken by me (@bloodayze) Click on an image for the work’s title, artist’s name and country of origin (those without a caption means that i’m still looking for the title and artist)
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semtituloh · 5 months ago
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Vía El Señor Corchea
🤎Las yeguas del Apocalipsis: Las dls Fridas, 1987
“Francisco Casas y Pedro Lemebel conforman el dúo Yeguas del Apocalipsis entre 1987 y 1997, en el umbral entre dictadura y posdictadura en Santiago de Chile. Ambos artistas iniciaron en ese período, paralelamente, su trabajo como escritores. Ya desde su nombre, el dúo generó una intervención micropolítica, al poner en juego un modo de enunciación travestido que resignificaba un insulto dirigido a las mujeres y al hacer referencia al VIH-sida como epidemia de fin de siglo. Recurrieron a distintos soportes, como la acción de arte, la 📸fotografía, el video 🎥y la instalación, donde el cuerpo, en intersección con distintas técnicas, fue el lugar privilegiado para producir cruces entre el sida como signo de una época y las huellas de la violencia política dictatorial; entre el imaginario colonial y la subyugación de las minorías sexuales, entre travestismo e iconografía cristiana, entre activismo sexo-disidente y posicionamiento de izquierdas.
A fines de 1989, en el estudio del fotógrafo chileno Pedro Marinello, Francisco Casas y Pedro Lemebel posaron frente a la cámara realizando un tableau vivant del cuadro Las dos Fridas (1939), de la artista mexicana Frida Kahlo. Acuden así a un procedimiento ya descentrado del autorretrato de artista, al citar la imagen especular de una Frida Kahlo que se presenta a sí misma duplicada, desdoblada. De este modo, las Yeguas del Apocalipsis se infiltran en la historia del arte bajo el nombre de otra (Frida), instalando una pequeña crisis en los procesos de identificación (autoral).
Como en la pintura de Frida Kahlo, Casas y Lemebel exhiben dos cuerpos acoplados, envueltos en una visualidad quirúrgica. Cada uno expone un corazón pintado en su pecho, y ambos órganos, uno indemne y el otro abierto, se conectan por una transfusión 🩸sanguínea. En los años de la expansión del VIH-sida, la escenificación de Las dos Fridas por dos artistas homosexuales es también la imagen desafiante de cuerpos marcados como peligrosos y, a la vez, expuestos al peligro frente al pánico que despertaba, en esos años, la circulación descontrolada de los flujos corporales.” Vía website del Malba
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eddy25960 · 2 months ago
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“Las dos Fridas” (1989), una obra de Las Yeguas del Apocalipsis.
Este dúo artístico chileno, fundado en 1987, estaba formado por Pedro Lemebel y Francisco Casas Silva.
En esta acción, inspirada en la pintura homónima de #FridaKahlo, dibujan en sus torsos desnudos corazones y sondas de transfusión de sangre.
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agendaculturaldelima · 4 months ago
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  #EspacioAtemporal #Fotografia
🖼 “LAS MONJAS Y LA MAR” 📷🌊☀️📿🏖
💥 Exposición sobre una serie de impresiones en blanco y negro realizadas por la artista a un grupo de religiosas descalzas paseando a orillas del mar. Sensible y atenta al mundo que la rodea, registra las fotografías una mañana fresca de verano, luego de encontrarse de forma inesperada con las monjas en una playa, registrando un momento espontáneo y cercano a la felicidad.
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🗣 “Ellas, las monjas, que están casadas con Dios, y la mar, que vive arrejuntada con Neptuno, el promiscuo dios pagano que gobierna todas las aguas, se están mirando; la mar, extiende por la arena la espuma de unas agónicas olitas que se arrastran mansamente; y las monjas, trémulas, oyen el secreto llamado de otro misterio que las seduce. ¿Esto es lo que ocurre? Quizá. ¿Pero en qué momento ellas sintieron la urgencia (léase: la necesidad extrema) de descalzarse y mojar sus pies en la mar?”. “Definamos la situación del encuentro como un impulso súbito, una alegría pura, un tumulto de emociones, o bien atribuyámoslo a la magia del instante detenido, o al pudor deliberadamente olvidado de unas jóvenes mujeres que han consagrado su vida a ayudar al prójimo, ya sea en postas médicas o en clínicas, o bien a endulzar el paladar de ancianas soñolientas o de niños con rabietas. Vean y piensen. Sonia Cunliffe solo anhela compartir a través de sus fotografías, que componen aquí una breve narrativa, el simple y bello trance de gozar los momentos que nos iluminan”. explica el escritor Fernando Ampuero.
👩 Artista: Sonia Cunliffe (Lima, 1966).
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📌 INAUGURACIÓN:
 📆 Miércoles 24 de Julio
🕛 12:00m.
🏛 Galería del Centro Cultural Inca Garcilaso (jr. Ucayali 391 – Centro de Lima)
🎯Temporada: Hasta el 18 de Septiembre
👪 Visitas: Martes a viernes 🕙10:00am. a 8:00pm. / Sábados, domingos y feriados 🕙10:00am. a 6:00pm.
 🚶‍♀️🚶‍♂️ Ingreso libre
📝 CV.- Artista visual cuyo trabajo ha estado relacionado, en mayor medida, a la fotografía, investigación archivística, apropiación y puesta en valor. Llevó a cabo sus estudios de Artes Visuales y Fotografía en la Escuela Panamericana de Sao Paulo (Brasil), donde fue alumna del prestigioso fotógrafo Otto Stupakoff, así como estudios de Historia del Arte en el Instituto Tomie Othake e Historia de la Fotografía en el Museo de Arte Moderno de Sao Paulo. Recientemente lanzó su primer libro “A la izquierda, en el desvío” en setiembre de 2022. Ha participado en la Biennale de Lubumbashi en el proyecto “Toxicity, en la edición XIV de la Bienal de La Habana con La Encrucijada del hombre nuevo, una utopía vista en el tiempo (2022), en la Bienal Independencia de Cusco, con la instalación La gran Rebelión (2021) y en la Bienale de Fotografía Femenina de Mantua, Italia (2020). Sus exposiciones más importantes incluyen “Documentos Extraviados: niños de Chernóbil en Cuba” (Miami Art Basel Mana Contemporary, 2016), “Vigilar y castigar. Fotografías penitenciarias del siglo XIX” (Galería Rafael Pérez Hernando, Circuito de Exposiciones Independientes de ARCO, Madrid), “Un hombre y una mujer (Galería Blanca Soto, CEI de ARCO, Madrid), “Fotografía Indeleble, el Imaginario de Teodoro Bullón” (Galería Municipal Pancho Fierro, Lima), “Yeguas del Apocalipsis, Argentinos de París” (Fundación Proa 21, Argentina), “El Guerrillero Heroico” (SIART Bienal Internacional de Arte, Bolivia), “No digas nada de lo que viste ayer noche” (Sede de la Divincri del Callao, Perú), «Punto ciego» (La Rebelde, 2021), “‘Todos los nombres’ de Bullón [y los tiempos indelebles de Cunliffe]” (Centro Cultural Inca Garcilaso, 2022) y “La utopía y el mar” (Galería NOW, 2023). ParticipA como ponente en K’ANCHAY, II Simposio internacional de investigación en las artes (Universidad nacional de arte Diego Quispe Tito del Cusco, 2023).
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homofabereditorial · 8 months ago
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Entrevista a las Yeguas del apocalipsis en revista Cauce [1989]
https://drive.google.com/file/d/1F6x97LtqrRFc8KTssla9vrES2dRz6fr3/view?usp=drivesdk
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satorugojowidow · 2 years ago
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Visiting MALBA
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Las yeguas del Apocalipsis by Pedro Lemebel
I will share my adventures in Buenos Aires
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abstraxia · 6 years ago
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Pedro Lemebel’s Corona de jeringas. Stonewall Festival, New York, 1994.
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bnnvll · 7 years ago
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https://gayfilesdeluis.wordpress.com/2013/03/23/las-yeguas-del-apocalipsis-chile/
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menelistari · 3 years ago
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Otro 1 de diciembre más, y aún sin cura de esta infección. Al menos sigo vivo y sano, no?
Ha pasado un año desde mi “salida del closet” del VIH, y sólo puedo decir que lo agradezco cada día. Desde ese momento me quité toneladas de prejuicios y dolor de encima.
También he tenido hermosas experiencias con personas que se han acercado a mí, a las que mi decisión han ayudado de alguna forma.
Este año pongo una foto de Pedro Lemebel, nuestra Yegua del Apocalipsis. Escritora, performista, activista. Quien luchó por nuestros derechos cada día de su vida. Nos dejó un gran legado y es una de mis personas modelo.
Un año más y sigo renovando mis votos con el trabajo por hacer en la lucha contra el VIH. Seguimos!
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1000sassa1000 · 4 years ago
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Las dos Fridas (Two Fridas)
Las Yeguas del Apocalipsis Santiago de Chile, Chile, 1987 -1997
Collaborators: Pedro Marinello Kairath - Santiago de Chile, Chile (Photographer)
Francisco Casas y Pedro Lemebel
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rociogonzalezrosas · 3 years ago
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La reiteración de los pañuelos
Fotomontaje digital 2021
1. “Madre e hija en Plaza de mayo”, de Adriana Lestido
2. “Cueca sola”, de Marcelo Montecino
3. Regsitro de la performance “La conquista de América” del colectivo Yeguas del apocalipsis, de Paz Errázuriz
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shigeko-nobufusa · 3 years ago
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thisgameisaplateaux · 4 years ago
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Cheril Linett: “Claramente hay transgresión de la moral de algunos en mis trabajos”
Mauricio Díaz Confesiones callejeras
Nacida y criada entre la población La Pincoya, donde está la casa de sus abuelos, y la comuna de La Florida, Cheril Linett (29) es una artista de acción, de riesgos, y de un fuerte compromiso político con la emancipación de la mujer, la identidad, la denuncia y la crítica social, aspectos de los que habla en esta conversación.
-¿Qué te motivó a incursionar en la performance?
-La búsqueda de una transdisciplina que me permitiera crear utilizando todos los conocimientos que fui incorporando de otras disciplinas que he aprendido y experimentado. No sabía que lo que estaba buscando tenía nombre y en la performance encontré la posibilidad de hacer lo que quiera.
-¿Cuál fue tu primer trabajo?
-Lo hice en un festival interdisciplinario donde quería sentir una disociación entre el cuerpo y el espíritu. Desde el dolor quería pasar a un estado de concentración, donde ya no lo sintiera. Me golpearon con corazones de vaca y con el vestuario cambié el adelante por el atrás al abotonar la camisa por la espalda: mi pecho era mi espalda y puse las manos juntas como haciendo una plegaria pero en la espalda. Parecía un muñeco, estaba amarrada del pelo, de una trenza al techo; mi cuerpo se movía de un lado para otro, quedé toda llena de hematomas. Hubo un instante en que dejé de sentir dolor y se me adormeció el cuerpo. Ya venía estudiando la performance y experimentando cosas, pero esta acción en particular considero que fue la primera que realicé en público.
-Desde esa experiencia hasta ahora, ¿ha cambiado lo que entiendes por performance?
-Sí. Entiendo que ahora se le llama performance a un montón de maneras de hacer. También existen convenciones y metodologías en relación a la performance que varían según la o el artista. A mí me atrajo la posibilidad de no trabajar desde una única óptica académica o metodológica, encontrar metodologías propias y, según lo que va requiriendo la acción, poder crear y ocupar los conocimientos previos de cualquier tipo de disciplina. No sé si es performance lo que estoy haciendo. Yo lo veo como un híbrido, creo que estoy descubriendo varias cosas a medida que voy experimentando, vivenciando acciones y trabajando tanto en espacios públicos como íntimos.
-¿Cómo es tu metodología?
-He ido creando en base a indagaciones personales en cuanto a mi identidad y quienes la han construido, voy investigando de acuerdo a mis inquietudes, hago el ejercicio de observar, cuestionar y cuestionarme a mí misma todo el tiempo. En los trabajos con mujeres en específico, imagino y hago bocetos no acabados para luego invitar a más mujeres, con las que dialogamos la parte teórica y el discurso que se desprende de la propuesta. Para la siguiente obra vamos a hacer primero una sesión teórico-práctica para reforzar todos los aspectos del trabajo y estar de acuerdo también en lo que estamos haciendo.
-¿En tus trabajos solo te relacionas con mujeres?
-Solo con biomujeres no, también he accionado con Niki, una mujer trans, Sem, Kevin Magne, Gustavo Solar y las amigas travestis Pachaqueer. Depende de la obra.
[Imagen principal y galería fotográfica: Lorna Remmele]
-Un recurso recurrente de la performance es la autobiografía. ¿Cómo es tu caso?
-Desde mi historia es de donde salen todas mis creaciones y mi imaginario viene de ahí, con todas las vivencias y todos quienes han estado a mi alrededor. Todo de lo que soy testigo.
–La identidad de género es central en tu obra.
-Sí, primordial. Indagando en mi identidad y también en cómo ha condicionado las relaciones a lo largo de mi vida el hecho de tener biocuerpo mujer. Es un motor de todas mis acciones tanto en el arte como en la vida, cosas que considero parte del mismo carril. En el trabajo de la Yeguada latinoamericana, además de la identidad de género trabajo el tema del mestizaje y la colonización. Con la segunda venida de los colonos, cuando trajeron el caballo, animal no nativo de este territorio, con el objetivo de usarlo como tecnología militar y de carga. Junto a los caballos venía una yeguada de siete hembras con el objetivo de reproducción. Hago la relación con la yegua por el rol que se le impone a la mujer en cuanto a la maternidad, y al hecho de referirse a los órganos sexuales como “aparato reproductor”. Y también intento resignificar la utilización despectiva y de connotación sexual que tiene el hecho de catalogar a una mujer como yegua.
-Sé que has tenido problemas con la policía a raíz de tus trabajos callejeros.
-Sí, luego de que realizamos la acción en la Plaza de la Ciudadania. Ese día nos tuvieron seis horas detenidas y el fiscal se declaró incompetente, nos dejaron ir con una multa de tránsito y citación al juzgado pero, al presentarnos en la fecha dada, dijeron que no figuraba en ninguna parte. Mi amiga Mariella pidió a un paco que firmara el papel que certificaba que nos presentamos, cosa que nos favorece porque al poco tiempo nos fueron llegando órdenes de arresto por rebeldía, según ellos por no presentarnos el día que nos citaron y por los otros cargos por transgredir leyes de tránsito. La multa había subido y, si nos presentábamos, podrían detenernos inmediatamente. No hicimos nada y los pacos comenzaron a llegar a la casa de una de mis amigas y a la casa de mi mamá con mi papá porque teníamos que cumplir con reclusión nocturna. Una abogada de la Defensoría Popular se está encargando de representarnos en este momento en que, al parecer, la multa ya está prescrita.
-¿Hay límites morales para el trabajo performático?
-Habría que definir lo que es la moral. Eso depende de lo que es la ética y la moral de las personas que hacen performance. En mi caso lo que estoy planteando es no continuar con el deber ser como se impone y eso es inmoral para algunos. Yo pretendo e intento ser consecuente con mis éticas y el modo en que estoy y quiero seguir viviendo mi vida. Claramente hay una transgresión de la moral de algunos en mis trabajos y lo constato todo el tiempo en los espacios públicos por los comentarios y reacciones que se generan.
-¿Qué te propones en esas acciones: sorprender, poner en cuestión, alterar la normalidad, escandalizar?
-Poner en cuestión, sorprender y, si se vuelve un escándalo, entonces escandalizar también. En el trabajo de La Moneda me di cuenta que los pacos estaban también preocupados de si había medios de prensa registrando lo que ocurría. O sea, además del escándalo de la acción en sí, su preocupación es que se reproduzca el hecho, de que se construya una memoria y de que ellos estén ahí involucrados en lo que pasó.
-¿Tu condición de actriz agrega algo diferente a la performance?
-Yo no me considero actriz, pero en las creaciones claramente incorporo lo que he aprendido del teatro. En mis performances utilizo esos conocimientos entre otros. En las acciones que hago incorporo la mirada periférica, atención, escucha grupal y del entorno, unidad al configurar imágenes que se desprenden de las acciones, la relación de cuerpo, objeto, espacio y tiempo, que son cosas que aprendí de las artes escénicas. La mayoría de las chicas con las que trabajo lo manejan también, varias tienen experiencia con las artes escénicas, con la danza, música y también las artes visuales.
[Galería fotográfica 2: Gonzalo Tejeda]
-La figura de “los calzones abajo” está en el imaginario. ¿Cómo se plantea en tu trabajo?
-Se plantea como ejercicio de imaginar para completar. Sabemos que es una prenda íntima en directo contacto con la vagina y flujos vaginales que no suele quedar a la vista, la imagen del calzón abajo puede leerse desde distintas perspectivas. La primera vez que incorporamos ese recurso les pedimos a ciertas personas que nos bajaran el calzón y fueron muy cuidadosas para hacerlo; para las siguientes acciones decidí que nos bajemos nosotras mismas los calzones. La mamá de una de las chicas me dijo que, al vernos con los calzones abajo, tuvo la sensación de contemplar los calzones a media asta y me hizo sentido su forma de interpretarlo.
-En tus acciones se han repetido las coronas fúnebres.
-Sí, comencé trabajando con ellas y el trabajo se fue desarrollando. La primera vez que usamos las coronas tuve que enfrentar el rechazo que les tenía por su aroma, me recordaban los momentos en que he estado en un velorio o en relación con la muerte. Entonces fue necesario todo un trabajo personal con la corona, tuve que olerla, tocarla, establecer una nueva manera de relacionarme con ella. También en la casa fue fuerte cuando llegué con las coronas la primera vez: mi papá y mi mamá las vieron y pensaron que alguien había muerto. La segunda vez, para la acción de La Moneda, ya mi mamá puso la corona en el comedor, estábamos almorzando en la casa y tenía la corona puesta en un extremo de la mesa mientras comíamos. En relación a la violencia de género, en mi trabajo Velatorio público quise exponer el femicidio a través del rito mortuorio y, encarnando parte de él, pasé a relacionarme con otros objetos utilizados en el rito mortuorio de nuestra cultura como carrozas, sala de velatorio, ataúd, además de las coronas.
-Como performer, ¿qué te pasó con la reciente coyuntura política?
-Me produjo angustia, dolor, tristeza y rabia ver que Sebastián Piñera es quien pasa a tener el cargo de presidente de la República nuevamente. Voy a seguir creando y haciendo lo que hago y expresando abiertamente mi oposición, cuestión que iba a seguir haciendo fuese cual fuera el candidato electo.
-¿Puedes adelantar algo de lo que viene en tu trabajo?
-Ahora me encuentro trabajando en una nueva acción, en la que se incorporán más mujeres; es una especie de continuidad de la acción de la Yeguada latinoamericana donde también se incorporan mujeres músicas.
-¿Hay algún guiño a las Yeguas del Apocalipsis?
-Estudiando sobre la performance, especialmente nacional, llegué al trabajo de las Yeguas del Apocalipsis. Me gustó y me hizo mucho sentido encontrar ese trabajo. Pero no es un guiño ni tampoco una cita. En mi búsqueda di con la figura del caballo, animal muy importante dentro del proceso de colonización, lo que derivó en la Yeguada latinoamericana. También en uno de mis proyectos hay un guiño bíblico, como imagino que también ocurrió con las Yeguas del Apocalipsis, pero en mi caso se da por el contexto actual y la próxima visita del Papa. Ahora estoy llamando a trompetistas mujeres, quiero que sean siete como en el libro del apocalipsis. Si bien los conceptos de yegua y apocalipsis están en ambas obras, llegamos a éstos por caminos probablemente distintos y queriendo significar cosas diferentes.
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bogotaisburning · 4 years ago
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Lemebel: El loco afán de escribir
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Escrito por: Nicolás Cáceres
Reducir a Lemebel a unas cuantas líneas es un despropósito. Es una tarea imposible, una insensata labor que deben enfrentar todos aquellos que quieran contar su historia. Más aún, si tenemos en cuenta que probablemente estemos narrando la vida del mayor artista homosexual de la historia latinoamericana.
- Antes de reseñar Crónicas del sidario debemos remontarnos a su biografía, porque su escritura estará directamente influenciada por su vida y la reivindicación de la pobreza, la marginalidad y la homosexualidad en la sociedad chilena -.  
Primero fue, Pedro Mardones. Nació en Zajón de la Aguada, un barrio de invasión frente a un río de Santiago de Chile. Convivió con la pobreza extrema las primeras décadas de su vida. Logró entrar a la Universidad pedagógica de Chile y licenciarse como artista plástico.
Intentaría ejercer como docente, pero su profesa homosexualidad lo haría blanco de despidos injustificados. Abandonada la docencia, se enfocaría en el performance y la escritura, sumado a un activismo político pro-izquierda frente a la dictadura de Pinochet. Precisamente, para 1986, en un mitin político vestiría por primera vez tacones en público, maquillado con el símbolo de la hoz y el martillo mientras recitaba su popular Manifiesto. “Hablo por mí diferencia”.
Sin embargo, su presencia no es bien recibida tampoco en la izquierda “progresista” y decide abandonarla. Para 1987 crea un dúo que marcará la historia del arte y la contracultura: Junto con el Poeta Francisco Casas fundan “Las yeguas del apocalipsis”. Pedro, ya no será Mardones nunca más, será Lemebel en tributo a su madre, lo femenino, lo homosexual y lo travesti.  
Las yeguas, demasiado grandes para ser solo jinetes, harán toda clase de performances hasta 1995, irrumpiendo en todos los sectores culturales, reivindicando la homosexualidad, la marginalidad y denunciando la hipocresía del arte chileno. Entre sus performances destacados estará “Lo que el sida se llevó”, una serie de fotografías donde Lemebel y Casas estará vestidos como grandes figuras de Hollywood clásico, con prendas de conocidos y amigos travestis admiradores de esta estética, muertos por sida.
Una de estas fotos es la portada del libro que nos trajo hasta acá en este viaje de párrafos llenos de letras.Loco afán: Crónicas del sidario de 1996 es el segundo libro escrito por Lemebel. Sin embargo, fue el que lo lanzaría a la fama internacional, gracias a la incidencia de Roberto Bolaño (que lo categorizó como el mejor poeta de Chile aunque no escribiera poesía) con la editorial Anagrama, que sacaría una reedición en el 2000.
No es necesario un análisis profundo para comprender de qué trata el libro. Lemebel nunca utilizó la ficción y siempre recurrió a su experiencia personal como fuente narrativa y poética.  
El libro se divide en 5 grandes capítulos que van desde experiencias de amigos y personajes famosos, envueltos en una relación con Chile y Lemebel. Es un desglose desde lo personal a lo global, desde la marginalidad de los barrios de “locas” hasta la profunda grieta del conservadurismo de la sociedad chilena y los “maricas” de clase alta. Crónicas del sidario es más que la narración de un puñado de personas azuzadas por el SIDA. Es un manifiesto barroco de autorreconocimiento generacional desde la perspectiva homosexual como respuesta a un régimen dictatorial e histórico. Es un grito desgarrador y a la vez lleno de orgullo frente a la constante invisibilización social del movimiento LGTBIQ+, relegado a la pobreza, a la violencia sistemática y la precarización de la vida en todas las esferas.
Es el relato visceral de Pedro Lemebel hermandado con miles de personas que necesitaban de su voz y de su arte para lo que en estos tiempos llamamos validación y aceptación. Crónicas del sidario es poesía que duele e incita, son crónicas plagadas de realidad universal, es un canto a la justicia y la lucha, es el arte consciente plagado de rabia frente al pudor y la indiferencia social. Es un performance literario del loco afán de escribir la realidad.
Carta a Liz Taylor o esmeraldas egipcias para AZT" leído por Pedro Lemebel.
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mirandolasmusaranias · 5 years ago
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Éramos todos felices, yo me acuerdo
Alex Anwandter @ Niceto Club, Buenos Aires. 11 de octubre de 2019.
Viernes 11, y después, la madrugada del 12 de octubre, día de la diversidad cultural. También se cumpliría un año desde el lanzamiento de Latinoamericana. Aún siento que estoy en el after del recital de Alex Anwandter, lo que deseaba registrar en ese momento me excedía (y me excede), en parte por los acontecimientos que tendrían lugar una semana después, el estallido social en Chile, las revueltas populares y una consabida aunque no suficientemente visibilizada represión militar. Al parecer todo empezó con los aumentos de los servicios básicos, entre ellos el transporte público, y con una ola de estudiantes y trabajadores que empezaron a saltar los molinetes del subterráneo en señal de protesta. Toda esa gente se fue colando hasta volverse una masa que ya nada más que el fuego (provocado por los mismos carabineros en las bocas del subterráneo) podía parar.
Una práctica cotidiana en nuestro contexto neoliberal terminó desatando un estado de excepción en el país vecino. Evidentemente empezó a hacerme mucho ruido cómo alguien podía ser tan incisivo (y tan escalofriante) como el chileno Anwandter, desentendiéndose de las pretensiones de definir una identidad nacional basada en el derecho patriarcal, como lo hace en su "Manifiesto". Ahí canta desde otro lugar: dice ser mujer. Se pone del lado que importa; más que un gesto de "aliado" es, en mi opinión, un saludo hacia quienes, por su diferencia, deben defender su posición y aún existencia en el mundo. Por tratarse de una de las voces cuir que más notoriedad ha alcanzado en la música latina, creo que es significativo. Aun oigo su canto irrumpiendo en un aula llena de gente, saturado por el parlante de mi celular indiscreto (y nada menos que en una clase de Problemas de literatura latinoamericana): "el maricón del pueblo/ aunque me prendan fuego". Un homenaje implícito al poema de Pedro Lemebel, "Hablo por mi diferencia". Como muchas personas nacidas en la cordillera, toma el agua del guanaco que le da el carabinero cada vez que piensa algo. No hace falta que seas chilena para que se te erice la piel.
Muchas de las canciones de Alex se dirimen entre la conciencia política y la inconsciencia en la que intenta resguardarse la voz lírica para olvidar un poco: olvido de la crisis económica, social, representativa, donde acucia la banalidad que resta eficacia política a los mensajes. No obstante, esta discusión podría asentar la diferencia entre un arte que produce mensajes y uno que, como señala Anwandter en una entrevista, apunta a generar reflexiones y endorfinas. Así en “Bailar y llorar”, la pulsión disco viene acompañada por el canto de un romántico en una fábrica de gente sola, donde "sólo nos queda a veces bailar". ¿Qué otra cosa se podría hacer en el fin del mundo?
En la penumbra del club Niceto, miré a mi amigo Leo. Nunca lo había visto tan sonriente como cuando Alex entonó, inesperadamente, las líneas de la canción de Odisea: "¿Hay alguien más que esté despierto?". Debía ser el fin del mundo, y Anwandter una de las Yeguas del Apocalipsis, al cantar en su “Canción del muro”: “La vida se va/ hagamos que valga la pena”. A cierta distancia de los hechos, las letras del show fueron, sin duda, una premonición de la tempestad que vendría. 2019 fue el año en que el pueblo chileno opuso el tacle rebelde a los militares, rogando que respetaran los protocolos sobre el uso de la fuerza, a la espera de la renuncia de Piñera y del plebiscito que serviría para discutir una posible reforma constitucional. Ante la ausencia de soluciones, el endurecimiento de las condiciones de vida, el abuso absoluto de las fuerzas de seguridad (que aseguran estar "preservando el orden" arrojando al río a un adolescente de dieciséis años), en definitiva, frente a esta cueca democrática de la que las Yeguas desconfiarían, ¿qué sigue? Echarnos al suelo a pensar cosas nuevas, en vez de obedecer. Pensar en Aimé Césaire y su reescritura paródica de La tempestad de Shakespeare: “¡Despabílate! ¡despabílense! Ahora, elijan. Pero hay uno a quien elijo: eres Tú. Tú comprendes: es la Tempestad. Me hace falta una tempestad para romper todo…”.
Es nuestro deber pensar que dicha tempestad no nos traerá un barco que encalla, sino un levantamiento político y una transformación profunda de la sociedad y sus costumbres. En el caso de Anwandter, el sentimiento siempre está junto a lo más urgente, junto a las minorías políticas. "Tienes ritmo en el corazón, pero te falta lo demás", dicen las letras de "Locura". Hay una conciencia que está despierta hace rato. Queda mucho por pensar y por marchar, aún cuando no podamos hacer efectiva nuestra reunión en las calles. 
Ese viernes de octubre las caderas se chocaban contra las columnas y las mesas de Niceto, esas que sirven para juntar las latas y vasos que van quedando en el piso, y que son perfectas para interceptar personas con distintos grados de ebriedad. “Solo les faltan ruedas”, dijo Panchito, otro de los amigos que me acompañaron esa noche. No creo equivocarme cuando digo que cada una de las presentes sentimos algo del peligro que se avecinaba cuando, con delicado falsete, Anwandter entonó: "Siento la serpiente en el cuerpo/ cuando veo a los hombres del puerto/ que me ven de arriba abajo mientras pienso/ que si bailo es porque el barco se está hundiendo”. Con estas líneas, unas guitarras post-punk reivindican a "No te puedes escapar" como la razón de porqué no necesitamos música pop en otro idioma que no sea el nuestro. Un año después de la noche que relato, resta pensar cómo mantendremos el barco a flote. Las masas en octubre.
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x Valentina Sala
@perlabarrueca
Foto de @josernestosoto
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lopersonalespolitico · 5 years ago
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La provocación como bandera Pedro Lemebel
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   Pedro Lemebel nació en el 1955 o como le gusta poner en sus libros “a mediados de la década del 50”. De ser el niño pobre que creció a orillas de un basural en el sur de Santiago de Chile y- durante su juventud- el artista travestido que utilizó la provocación como herramienta de denuncia política, paso a ser uno de los escritores chilenos más importantes de la última década.
   Pedro fue a la universidad y se recibió de profesor de Artes plásticas. Durante los cuatro años que dictó clases, aprovecho cada oportunidad para transmitir, de forma sutil, un mensaje político, hablar sobre lo que estaba pasando en el país bajo la dictadura de Augusto Pinochet. Fue despedido de institución, probablemente por su apariencia y por ser considerado un riesgo para los alumnos.
   Su incursión en la literatura fue en talleres literarios a los que asistió en la década de los 80’. Los escritores permanecieron escondidos en la clandestinidad de encuentros que se volvieron cada vez más políticos, en un contexto donde las reuniones estaban restringidas, la política prohibida y los toques de queda eran intermitentes.
   Pedro se crió entre comunistas pero su su inserción en la militancia de izquierda fue muy problemática debido a que su homosexualidad no era bien vista. En 1986, en una reunión de grupos de izquierda realizó una performance en donde vistió por primera vez sus zapatos con tacos y maquillado con el símbolo comunista de la hoz y el martillo cubriendo el lado izquierdo de su rostro, pronuncio su manifiesto “Hablo por mi diferencia” en respuesta a los sectores políticos que lo discriminaban.
   En 1987, junto al poeta Francisco Casas crearon un dúo performático, Las Yeguas del Apocalipsis, que se caracterizó por irrumpir de manera sorpresiva y provocadora en eventos y exposiciones de arte. Abordaron la performance, el travestismo, la fotografía las instalaciones visuales para manifestarse en contra de la dictadura, para hablar de la sexualidad, de derechos humanos, del poder, de sida y de política.
     El activismo de Lemebel no solo logró instalar nuevos temas en el progresismo. Pedro fue una figura incómoda, fuerza que despertó a la sociedad chilena, los obligó a plantearse cosas que antes no se hablaban, que constituían un escándalo. Construyó una propuesta provocadora en donde logro unir la literatura y la performance,  en donde el discurso político y el artístico estaban en permanente contacto. En su literatura confluyen la marginalidad chilena y lo barroco, las complejidades del mundo homosexual, sobre todo cuando este entra en contacto con la pobreza.
    Pedro Lemebel publicó los libros de crónicas Loco afán (1996), Zanjón de la Aguada (2003), Háblame de amores (2012) y Poco Hombre (2013), entre otros, además de su única novela, Tengo miedo torero (2001).
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